PROBABLE EXISTENCIA DE UNA CIVILIZACIÓN ANTIGUA
En medio de la oscuridad, lentamente a cada paso que dábamos con la iluminación que producían nuestras linternas tratábamos de divisar cada detalle de las paredes de la cueva, las mismas que curiosamente poseían diseños como si hubiesen sido realizados en algún momento por manos humanas.
A orillas del río, en las paredes existían rocas que parecían animales como: sapos, lagartijas y hasta culebras , en la parte superior sobresalían unas pequeñas rocas que adornaban sutilmente las paredes de la cueva.
Al sumergirnos más y más al interior de la cueva la travesía iba siendo más difícil, cada sendero que aparecía nos invitaba a entrar en una más de sus rutas y si no hubiésemos estado con alguien que conocía su interior nosotros nos hubiésemos perdido.
Su estructura artesanal da la impresión que en ese lugar probablemente pudo haber habitado alguna civilización, y que nos impide pensar que estas cuevas son de origen natural.
“En 1969 cuando Juan Moricz, un flemático húngaro nacionalizado argentino, espeleólogo aficionado y experto en leyendas ancestrales, encaró este apasionante misterio del oriente selvático del Ecuador. En el que, en su acta notarial de su hallazgo el 21 de julio de 1969 asegura que”:
"...he descubierto valiosos objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio..."
Poco a poco el sonido ensordecedor del río que cruza el interior de la cueva se convertía en uno de mis peores temores.
Estas cuevas que esconden grandes maravillas en sus paredes rocosas y que han permitido a más de uno asombrarse con lo que posee en su interior, también guardan un precio dentro de su historia pues cobraron la vida de dos extranjeras que por aventurarse a conocer este tesoro jamás lograron salir.
Toda aventura tiene su riesgo y aunque probable o no, uno no sabe en qué momento puede crecer el río, y fue precisamente esto lo que provocó la muerte de dos chicas que, de 20 personas que ingrtesaron a las cuevas ese día, fueron las únicas que terminaron arrastradas por las aguas.
Don Mario asegura que después de lo ocurrido lo que recomienda a cualquier visitante es que no sea imprudente y sobre todo que haga caso a las instrucciones de su guía en cualquier circunstancia para que no ocurran accidentes y casos como estos que terminan cobrando vidas.
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